3 Razones por las que deberías dejar de decir “Todos los pecados son iguales”

Josh Buice

Bible-Pastor

A lo largo de los años como cristiano, he escuchado continuamente diferentes clichés repetidos. Algunos aparecen como adhesivos en el parachoques mientras que otros reaparecen perpetuamente en las redes sociales. Una de esas falsedades que se siguen transmitiendo de generación en generación es la idea de que “todos los pecados son iguales.” No solo es una mala idea, es una enseñanza muy peligrosa. Considera las siguientes tres razones por las que deberías dejar de decir que todos los pecados son iguales.

No todos los pecados son iguales según la enseñanza bíblica

El mejor método absoluto para probar una teología o un aforismo popular es la Escritura. Si cualquier enseñanza soporta el intenso escrutinio de la Escritura, demuestra ser una doctrina fidedigna. Esto es cierto en todas las cuestiones teológicas—desde calcomanías para autos hasta credos y confesiones históricas. La pregunta que debemos hacernos a medida que construimos nuestras posturas es, “¿Qué dice la Biblia?”

Cuando de pecado se trata, la Biblia es clara como el cristal. El pecado es una ofensa a la santa ley de Dios. Cualquier acción que no alcance la perfecta diana de la santa ley de Dios es considerada como pecado—sin importar si da en el blanco a un milímetro de la diana o a cincuenta yardas de este. Cualquier desviación de la perfección es un pecado. En este punto, muchas personas hacen suposiciones falsas sobre el pecado. Hacen erradas declaraciones tales como, “Pues, todos los pecados son iguales.” ¿Qué es lo que Jesús dice sobre este asunto?

En Mateo 10:5-15, vemos a Jesús enviando a sus doce discípulos a predicar el evangelio de pueblo en pueblo. Jesús les advierte que no todos iban a recibir el mensaje. Luego, Jesús hace esta declaración definitiva, “Cualquiera que no los reciba ni oiga sus palabras, al salir de esa casa o de esa ciudad, sacudan el polvo de sus pies. En verdad les digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y Gomorra que para esa ciudad” (Mat. 10:14-15). Note el vocabulario que Jesús escogió. Jesús nunca hace un mal uso de palabras o articula vocabulario sin una intención específica. Él dice que aquellas ciudades que escuchan el evangelio y rechazan el mensaje recibirán un juicio más intenso que el de Sodoma y Gomorra.

Asimismo, Jesús emite una declaración sobre ciudades impenitentes que escucharon y rechazaron la verdad del evangelio. Jesús dijo, “Entonces Jesús comenzó a reprender a las ciudades en las que había hecho la mayoría de Sus milagros, porque no se habían arrepentido.” (Mat. 11:20). Jesús dirigió su atención específicamente a Capernaúm. Él dijo:

Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás elevada hasta los cielos? ¡Hasta el Hades descenderás! Porque si los milagros que se hicieron en ti se hubieran hecho en Sodoma, esta hubiera permanecido hasta hoy. Sin embargo, les digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma que para ti” (Mat. 11:23-24)

En otras palabras, las ciudades centrales que rodeaban el eje del ministerio terrenal de Jesús tuvieron más luz y oyeron el evangelio más que cualquier otra región del planeta durante el ministerio de predicación de Jesús. Sin embargo, como Juan el apóstol lo registró, “Existía la Luz verdadera que, al venir al mundo, alumbra a todo hombre. Él estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de Él, y el mundo no lo conoció. A lo Suyo vino, y los Suyos no lo recibieron” (Juan 1:9-11).

Jesús deja claro que las personas que han escuchado el evangelio y lo han rechazado recibirán un juicio más grande y más severo que aquellos que nunca han escuchado el evangelio. Dios juzga con perfección, y no todo pecado es igual.

No todo pecado es igual en su efecto

Imagina que estás de pie al lado de un lago de montaña en las primeras horas de una hermosa mañana de otoño. Mientras ves el salir del sol sobre las colinas, tus ojos contemplan la quietud de las aguas que sirven como un espejo para el brillante follaje que rodea la orilla del lago. Si lanzas al lago tranquilo una piedra del tamaño de una moneda, este tendrá cierto efecto. Un número de ondas interrumpirá la quietud del agua. Sin embargo, si decides lanzar una roca del tamaño de un balón, ocurría un resultado muy diferente. Lo mismo puede decirse del pecado.

Cuando una persona asesina a otro ser humano quien es creado a la imagen y semejanza de Dios tendrá efectos muy diferentes de los que una persona que decide mentir sobre sus impuestos en abril. Sin duda ambos son pecaminosos, y ambos merecen el santo juicio de Dios. Empero, ambos pecados dejarán diferentes efectos en cadena a su paso. No todo pecado es igual en los efectos que siguen a la decisión de violar la perfecta ley de Dios.

La frase “Todos los pecados son iguales” promueve la rendición en lugar de la mortificación

El diablo es un ser creado, y así como todos los humanos tienen un principio—él también. Satanás ha vivido y aprendido mucho a lo largo de sus miles años de vida. Él ha aprendido a cómo elevar su astucia en sus tentaciones sutiles. De manera magistral, puede hacer que los hijos de Dios que, han aprendido a odiar las mismas cosas que Dios odia, bajen sus guardias y cedan en sus elecciones de pecado.

Tal y como una persona que ha estado intentando mantener una dieta estricta, cuando tenga un mal día, la siguiente tentación deliciosa en ese mismo día será un poco más fácil de aceptar. La gente usualmente compromete su dieta en las horas de la tarde después de haber fallado en el almuerzo diciéndose a sí mismos, “Pues, ya he fallado hoy, voy a empezar de nuevo mañana.” Desafortunadamente, algunas personas abordan el pecado de la misma manera, diciéndose a sí mismos que mañana comenzarán de nuevo.

Además, las personas que viven según la idea que “todo pecado es igual” serán menos propensas a mortificar la carne y luchar contra el pecado. ¿Cuántos hombres han cometido el gravísimo error de entablar una relación adúltera con una mujer tras desearla en las redes sociales? Tras reconectar mediante Facebook, el hombre cae en un patrón lujurioso de pecado, y cuando físicamente conoce a esta mujer, toma la dañina decisión de rendirse porque se dice así mismo que ya la había deseado anteriormente, y por ende, ya había cometido adulterio en su corazón. Aunque esto es cierto, no es lo mismo desear lujuriosamente a una persona que físicamente cometer adulterio. Ambos actos son pecaminosos, y al final  ambos tendrán resultados muy diferentes.

Cualquier enseñanza que apruebe el pecado porque “todo pecado es igual” no es más que una trampa diabólica. No toda cirugía es la misma. Quitar una verruga no es lo mismo que una cirugía de trasplante de corazón. Ambas se consideran el corte del cuerpo humano, pero ambas son muy diferentes en cuanto al efecto sobre el cuerpo. Sería sabio seguir todas las enseñanzas de las Escrituras y evitar todo pecado. Cuando escuches a las personas categorizar los pecados como iguales—recuerda las palabras de Jesús. Un día en el futuro, el día del juicio, probará de manera definitiva que no todos los pecados son iguales.

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Author Bible-Pastor

Josh Buice

Pastor Pray's Mill Baptist Church

Josh Buice is the founder and president of G3 Ministries and serves as the pastor of Pray's Mill Baptist Church on the westside of Atlanta. He is married to Kari and they have four children, Karis, John Mark, Kalli, and Judson. Additionally, he serves as Assistant Professor of Preaching at Grace Bible Theological Seminary. He enjoys theology, preaching, church history, and has a firm commitment to the local church. He also enjoys many sports and the outdoors, including long distance running and high country hunting. He has been writing on Delivered by Grace since he was in seminary and it has expanded with a large readership through the years.