Dios de Orden: La Obra del Espíritu Santo Hoy

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Últimamente, las expectaciones pertenecientes a la obra del espíritu Santo hoy tienen que venir no de experiencias personales pero de las Escrituras. Cómo es que la Biblia demuestra la actividad del espíritu Santo? Las Escrituras contienen aproximadamente 245 descripciones explícitas de las acciones del espíritu Santo, 80 en el Antiguo Testsmento y 165 en el Nuevo Testamento. Abrumadoramente la acción dominante atribuida al Espíritu Santo en ambos testamentos es aquella del dar revelación (37 veces en el Antiguo Testamento y 67 veces en el Nuevo Testamento). Dios el Espíritu habla por medio de los profetas y apóstoles y finalmente inspira las Sagradas Escrituras (2 Ti 3:16, 2 Pe 1:21).

Segundo en el orden de frecuencia en el Antiguo Testamento y tercero en el Nuevo Testamento es el apoderar especialmente a ciertos individuos y líderes qué Dios ha llamado para hacer ministerio especial de parte de Dios, frecuentemente asociado con el dar revelación. Esta acción del espíritu Santo sucede 20 veces en el Antiguo Testamento y 18 veces en el Nuevo Testamento. Por ejemplo el Antiguo Testamento describe el Espíritu Santo siendo  “sobre” Moisés y los ancianos de Israel (Nu 11:17), Josué (Dt 34:9), jueces como Gideon (Jue 6:34) y Samson (Jue 13:25), y profetas como Elías (1 Rey 18:12). El Espíritu Santo también vino excepcionalmente sobre reyes de Israel, Saúl y David (1 Sam 16: 13-14).

Este acto del Espíritu Santo nunca era permanente (1 Sam 16:14, Sal 51: 11) y solamente era dado líderes especiales de la gente de Dios, frecuentemente resultando en excepcional sabiduría, fuerza física, y revelación de Dios. fue aplicado aún a no creyentes de vez en cuando (por ejemplo a Balaam, Num 24:2 y a Saul, 1 Sam 16:14). La profecía del Antiguo Testamento también predice el empoderamiento dado del espíritu Santo al Mesías por venir (Isa 11:2, 42:1, 48:16, 61:1). No es sorprendente entonces que los ejemplos más temprano en el Nuevo Testamento aplican específicamente a Jesucristo, primero demostrado cuando el Espíritu Santo desciende sobre el en el bautismo (Mateo 3:16, Mar 1:10, Lucas 3:22, Juan 1:32). El Espíritu Santo también apodera excepcionalmente otros líderes espirituales en el Nuevo Testamento, personas como Juan el Bautista (Lucas 1:15) y los apóstoles (Hech 2:4 4;31, 9:17, 13:9). 

Acciones del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento disminuyen considerablemente en frecuencia después de las dos categorías. Pueden ser describirás de tal manera: el Espíritu Santo participó en la creación (Gén 1:2, Job 33:4, Sal 104:30), otorgó a Bezaleel y Aholaib con la habilidad de construir el tabernáculo (Ex 31:1–5, 35:30–35), ya habitó en medio de la gente de Israel (Neh 9:20, Hageo 2:5; Ex 29:45).

Sin embargo en el Nuevo Testamento la segunda más frecuente acción del Espíritu Santo a parte de la revelación es la santificación de los creyentes, apareciendo a lo menos 24 veces. Esta obra del Espíritu es característica de lo que es llamado el “llenar espiritualmente“ (Hech 6:3, 11:24, Efe 5:18) y describe la obra del Espíritu en progresivamente produciendo frutos santo en la vida del creyente (Rom 15:16, Gál 5:22). En el Nuevo Testamento el Espíritu Santo también habita (17 veces), regenera (13 veces), asegura (5 veces), juzga (2 veces), y ilumina (2 veces). 

Finalmente, Romanos 12 y 1 Corintios 12-14 hablan de los que sean dados a los creyentes; aunque está ausente en Romanos 12, 1 Corintios 12 explica que estos dones son dados “por el Espíritu” (v.8), o “por el único Espíritu “ (v. 9), y el capítulo  14 los llama “dones espirituales“ (v 12). Ya que estos pasajes explícitamente adscriben el dar de estos dones al Espíritu Santo, otros pasajes que hablen de tales dones pueden con seguridad ser atribuidos a la obra del Espíritu Santo (1 Tim 4:14, 2 Tim 1:6). Éstos dones son habilidades sobrenaturales “dadas para el servicio en el ministerio y el alcalce de la iglesia local”. Incluyendo los dones milagrosos, los cuales suponen lo que  Rolland McCune describe como una “suspensión,  evitando, o aún contravención en total de la orden natural” (profecía, Milagros, sanidades, y hablar en lenguas), y dones no milagrosos, los cuales Stitzinger describe como habilidades que “operan dentro de la orden de la naturaleza aunque la mano providencial de Dios está involucrada“ (evangelismo, enseñanza, misericordias, administraciones etc.).

Caracterizando la Obra del Espíritu Santo 

Este breve estudio de la actividad del Espíritu Santo a través de las Escrituras ayuda a establecer un importante fundación para lo que los cristianos deberían esperar es la obra ordinaria del Espíritu Santo. Tomando toda la data bíblica sobre la obra del Espíritu Santo a través de la historia no hay duda de qué si obra a veces en maneras extraordinarias. aún así obras extraordinarias del Espíritu Santo no son la manera ordinaria que Dios obra su soberana voluntad en el curso de la historia bíblica cuándo suceden experiencias extraordinarias de frecuentemente suceden durante un periodo transicional en el obrar del plan de Dios. Sinclair Ferguson amablemente explica: 

En las escrituras mismas, dones extraordinarios aparecen ser limitados a unos breves periodos en la historia bíblica, en la cual sirven como señales de nueva revelación y a sus embajadores, y también como un modo de establecer y defender el reino de Dios en maneras significantes . . . Brotes de fones milagrosos in el Antiguo Testamento eran, generalmente hablando, limitados a esos períodos de la historia redentora en las cuales una nueva etapa de revelación del pacto era alcanzada. . . Pero estas acciones de dones nunca eran normativas. Igualmente el Antiguo Testamento no sugiere la continuación de tales dones sin cesar aún a través de la época histórica-redentora a la cuál inauguraron. . . Consistente con este modo de operar, la obra de Cristo y los apóstoles fue confirmado por “señales y milagros.” 

En otras palabras el enfocarse en los pocos casos in la historia bíblica donde el Espíritu Santo obró extraordinariamente y el hacer de esas ocasiones una teología que presume que este es el modo regular falla en tomar en cuenta el propósito de estas obras en el plan de Dios en general. Más que eso aún las obras extraordinarias del Espíritu en las escrituras, como el dar de revelación o el apoderar a uno para servir, difícilmente representa los tipos de manifestaciones extraordinarias que adoradores contemporáneos an llegado a asociar con el Espíritu Santo, tales como euforia emocional o una “atmósfera.” Aún si los cristianos en esta época pudieran esperar tales obras del Espíritu Santo lo que la mayoría de cristianos contemporáneos han llegado a esperar no cabe de to del modelo bíblico de cómo obra el Espíritu Santo.

Ordenando como una Característica de la Obra del Espíritu Santo

Mas bien, la obra ordinaria del Espíritu Santo demostrada en las escrituras es mejor caracterizado, no como una experiencia extraordinaria pero como un ordenar de el plan y la gente de Dios. Ferguson nota que la primera acción del Espíritu Santo en las escrituras es “aquella de extender la presencia de Dios a la creación de tal manera que ordena y completa lo que es planeado en la mente de Dios.”Jonathan Edwards desarrollo el tema en su discusión de la obra del Espíritu Santo en la creación:

Era más especialmente la obra del Espíritu Santo el traer hermosura y perfección del caos, porque la hermosura del mundo es una comunicación de la hermosura de Dios. El Espíritu Santo es la harmonía y la excelencia y la hermosura de la Deidad. . . Por lo tanto era la obra del Espíritu comunicar hermosura y harmonía al mundo, y así leemos que era El que se movía sobre la face de las aguas.” 

“Eso,” continúa Ferguson, “es exactamente el rol que el Espíritu característicamente llena en otros lugares en las escrituras.” En efecto, está característica de ordenar describe mucho, si no todo, lo que el Espíritu Santo have en las Escrituras, incluyendo el dar de revelación, crear vida (física y espiritual), el santificar a los creyentes individuales: “el Espíritu ordena (o reordena) y a la larga embellece la creación de Dios.”

Propósito de Revelación

Revelación dada del Espíritu también tenía el propósito final de traer orden al plan de Dios en el mundo. El Espíritu Santo da revelación especial para demostrar la naturaleza y el carácter de Dios, explicar los requerimientos de Dios, corregir pecado, y dar esperanza para el futuro. Igualmente, el guía a los apóstoles a la verdad (Juan 16:13) es necesario para establecer doctrina cristiana y para poner a orden la iglesia (1 Tim 3:15). Finalmente, el inspira la “la palabra profética más segura” ( 2 Pe 1:19-21), el canon de las escrituras, dada a los creyentes “para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra” (2 Tim 3:16–17). 

El carácter de tal inspiración es importante también: el Espíritu Santo no inspiró las Escrituras al traer a los autores en un typo de trance místico cuando fueron “inspirados por el Espíritu” (2 Pe 1:21); más, como es definido por John Frame para nuestro beneficio, inspiración es “una acción divina que crea una identidad entre una palabra divina y una palabra humana”- cada autor conscientemente escribió las Escrituras (Hech 1:16, 4:25, Heb 3:7, 1 Cor 2:12-13) usando la artesanía (como en los Salmos), la investigación (como Lucas 1:1-4), y las formas y modismos disponibles en sus tiempos. Revelación inspirada por el Espíritu es para el propósito de la orden y también producida en una manera ordenada.

Propósito en Apoderar

Igualmente, el empoderamiento de líderes individuales para servicio especial era con el propósito final de traer orden al plan resentido de Dios para Israel y la iglesia. Esto es cierto de Moisés y de los ancianos de Israel. Como nota Ferguson, “Igual como el Espíritu produce orden y propósito de lo que no tiene forma y del vacío de las cosas primitivas (Gén 1:2), igualmente, cuando la nación fue engendrada pero estaba en peligro de caos social, el Espíritu de Dios obró creativamente  para producir gobierno recto, orden, y dirección entre los refugiados de Egipto.” En manera igual, el Espíritu dio talento a Bezaleel y a Oholiab con las habilidades necesarias para construir el tabernáculo. Ferguson observa, “la hermosura y simetría de la obra obtenida por estos hombres en la construcción del tabernáculo no nada más le dio hermosura estética, pero un modelo físico en el corazón del campo que sirvió para restablecer expresiones concretas del orden en la del creador y sus intenciones para su creación.” 

En otras palabras, aunque se puede decir hoy que el Espíritu Santo ha obrado en maneras extraordinarias, estas eran raras, y su función era para traer la orden los propósitos de Dios.

Salvación y santificación

La obra característica del Espíritu Santo nada más es el ordenar del plan histórico-retentivo de Dios, sino también el “ordenar moral.“ esta obra empieza en sus hechos de conducción a los pecados (Juan 16:8) y regeneración de corazones (Tito 3:5), extraer vida y orden a vidas que eran antes muertas y desordenadas. Esta obra de re-ordenar continúa y es mencionada frequentemente en la obra de santificación (Rom 15:16, 1 Cor 6:11, 2 Tes 2:13, 1 Pe 1:2). El “circuncida los corazones” de los creyentes (Rom 2:29) y fortalece su ser interno (Efe 3:16), derramando amor en los corazones (Rom 5:5), y el dirigirlos a cumplir “el requisito de la ley” (Rom 8:4).

De importancia particular para esta discusión es el enfoque de lo que Pablo llama “ el fruto del Espíritu“ en Gálatas 5:22-23, el resultado de tal ordenar en la vida del cristiano: “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad.” Ciertamente, el énfasis en el Nuevo Testamento perteneciente a lo que característicamente define la vida del maduro, lleno del Espíritu, cristiano es en sobriedad, disciplina, dignidad, y el dominio de sí mismo-Pablo manda a los creyentes a “pensar con buen juicio” (Rom 12:3,) “ser sobrios” (1Tes 5:6, 8) y “sobria y justa y piadosamente” (Tito 2:12), lo mismo dice Pedro (1 Pe 1:13, 4:7, 5:8; 2 Pe 1:6). En particular, el urge a los hombres mayores que sean “sobrios, dignos, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la perseverancia,” y a las ancianas el ser “reverentes en su conducta,” ya las jovenes el “ser prudentes” (Tito 2:2-6). Ninguna de estas evidencias de la obra del Espíritu Santo en la vida del creyente parecer lo que un adorador con temporario describiría como “una experiencia extraordinaria.” Al contrario, estas son el resultado de la obra progresiva del Espíritu a santificar al creyente a través de las disciplinas de su Palabra.

John Murray resume la obra de santificación del Espíritu Santo diciendo: “Es la iluminación eficaz y transformante del espíritu Santo por la cual la gente de Dios obtienen ‘hasta el hombre perfecto, hasta la medida de la estatura de la plenitud de Cristo’ (Efe 4:13).”

Propósito de los Dones

Éste concepto de ordenar también describe el propósito del Espíritu Santo al obrar en dar dones específicamente en el ordenar del cuerpo de Cristo. Pablo declara qué “a cada uno se le da la manifestación del espíritu para el bien común” (1 Cor 12:7). El claramente conecta el espíritu dando dones para traer orden dentro de la iglesia, mandando, así también vosotros puesto que Annelise dones espirituales procurar abundar en ellos para la edificación de la iglesia” ( 1 Cor 14:12). La obra del Espíritu Santo dando dones a individuos cristianos con una diversidad de ministerios y habilidades sirven a edificar la unidad de la iglesia- muchos miembros de un cuerpo (1 Cor 12:12, Rom 12:5), con la meta que este cuerpo “llegue a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo“ (Efe 4:13).

La orden en Adoración Corporal

Además, caracterizando la obra del Espíritu Santo como una de ordenar llega con más claridad cuando estréchanos el enfoque de su obra en la adoración corporal. El pasaje central es 1 Corintios 14:26-40. Aparentemente, cristianos en la iglesia de Corinto tenían expectaciones sobre la obra del Espíritu Santo en la adoración donde esperaban experiencias extraordinarias como los cristianos contemporáneos. Como D. A. Carson nota, “A menos algunos de Corinto querían medir su madurez por medio de la intensidad de sus experiencias espirituales.” Sin embargo Pablo corrige esa expectación al enfatizar que aún si el espíritu Santo obrará en maneras extraordinarias en la adoración, como en hablar en lenguas o profetizar, “Dios no es un Dios de confusión“- en otras palabras, desorden- “sino de paz” (.33).

Además, el argumento de Pablo aquí parece ser que aún en un contexto donde se espera que el Espíritu Santo obre en manera milagrosa, confusión y desorden son evidencias que él no está obrando de esa manera. Como Charles Hodge nota sobre este pasaje, “Cuándo el hombre pretende estar bajo la influencia del Espíritu de Dios al hacer lo que Dios prohíbe, sea al molestar la paz y la orden de la iglesia, por insubordinación, violencia o abuso, o en otra manera, podemos estar seguros qué están engañados o son impostores.” es un Dios de paz que obra en la adoración corporal.

Dios de Orden

Mientras el Espíritu Santo de Dios, quien con el Padre y el Hijo debería ser adorado y glorificado, ciertamente puede hacer lo que le plazca en el mundo, el no es un Dios de desorden, pero un Dios de paz. El testimonio de las Escrituras perteneciente a la manera ordinaria en la cual el obra Debería de llevar al cristiano a esperar, No una experiencia extraordinaria cuando el Espíritu Santo obra dentro de ellos, pero una formación disciplinada.

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